“Tierras del Padre” El pueblo lenca resiste en sus luchas frente a la clase pudiente

19 de julio de 2022 Por Red de abogadas

La comunidad de “Tierras del Padre” es un espacio de tierra ubicado entre los municipios de Santa Ana, San Buenaventura y el Distrito Central, en Francisco Morazán. En estas tierras, desde tiempos de La Colonia, se han asentado comunidades Lencas, que trabajando en la agricultura se han ganado con mucho esfuerzo el pan de cada día.

Como lo certifica el Archivo Nacional de Honduras, desde el año 1739 estas tierras pertenecen legalmente a los indígenas, otorgándoles un título ancestral de tierras, el cual el Estado está en la obligación de respetarles y hacer que se les respete.

Los comunitarios de Tierras del Padre, se han venido agrupando, esto con el objetivo de consolidarse en sus tierras, explotarlas de forma amigable con el ambiente y así conseguir el sostenimiento de sus familias. Esta agrupación se logró consolidar con la personería jurídica que obtuvo el Consejo Indígena Lenca Promesas del Padre, sostenida por una junta directiva y toda una comunidad que les respalda.

Desde el año 2010, la paz de estos comunitarios se vio coartada por empresarios que, con el afán de apropiarse de sus tierras, se hicieron valer de todos los medios posibles para sacarlos del lugar donde con tanto sacrificio tenían constituido su patrimonio.

Más de 74 son los indígenas que en el transcurso de este tiempo han sido criminalizados mediante requerimientos fiscales, acusándoles del delito de usurpación, son ya 12 años de lucha incesante para hacer valer sus derechos, mismos que nuestra Constitución de la Repúblico y el Convenio 169 de la OIT sobre Pueblos Indígenas y  Tribales les concede. Dándoles el pleno uso y goce de las tierras que ancestralmente les pertenece.

Es por ello, que la Red de Abogadas Defensoras de Derechos Humanos y el MASSVIDA acompaña mediante varias acciones esta lucha, pidiendo al Estado hacer valer estos derechos y darle a los comunitarios de Tierras del Padre la seguridad, para que puedan vivir tranquilos y dignamente en su territorio que han venido cuidando y explotando para garantizar su existencia humana.